• Olmueíno denuncia brutal ataque homofóbico

    La tarde del pasado 30 de diciembre, A.A.D.G., olmueíno de 35 años, regresaba junto a su madre y una prima de realizar las últimas compras para tener, el día siguiente, una esperada cena familiar para despedir el difícil 2020. Sin embargo, no sospechaba que, a metros de su casa, el año aún le tenía guardada una desagradable sorpresa.

    Eran cerca de las 19:30 horas cuando, tras intentar acceder con el vehículo que manejaba al pasaje donde se ubica su domicilio, no pudo hacerlo en primera instancia, debido a que un grupo cercano a las ocho personas (todos vecinos suyos) se encontraban obstaculizando el paso.

    Según relata este hombre, "estaban sentados en medio de la calle bebiendo alcohol, tomando cerveza". Después de tocar la bocina algunos instantes, finalmente consiguió pasar.

    Lamentablemente para este olmueíno, que vive en el sector de Lo Narváez, el conflictivo momento no quedó allí, ya que tras descender del vehículo y mientras se dirigía con las bolsas de las compras hasta su hogar, fue abordado por seis de sus vecinos (tres mujeres y tres hombres).

    Primero, fue increpado verbalmente por haberles tocado la bocina, pero después vendría lo peor: "El yerno de ellos me estaba encarando por delante, me estaba insultando, (cuando) el caballero, el papá de la casa, me pegó un combo por la espalda, en el cuello. Ahí, cuando yo me di vuelta, me agarró, me rompió la polera y me tiró al piso. Ahí me empezaron a pegar patadas en la cara, a tirar el pelo, a pegar combos en la guata, en las piernas, me tiraban los pies. Ahí fue donde me dañaron el tendón (del pie derecho)", relata. Esto último llevó a que fuera enyesado, lo que aún lo tiene con dificultades para caminar.

    Junto con los golpes, recuerda este joven, también recibió un sinnúmero de amenazas: "Me gritaban que me iban a cortar entero, que me iban a pillar solo por ahí, que me iban a cortar y que ni mi mamá me iba a reconocer, que me iba a cortar la cara (...)", señala. Por intentar defenderlo, su prima (24) y su madre (54) también resultaron con lesiones. En el caso de su progenitora, recibió en su rostro de lleno un puñetazo de parte del jefe de hogar de la familia denunciada como agresora.

    Precisamente la agresión a su madre, reconoce este olmueíno, es lo que lo tiene mal anímicamente ahora, incluso más que por las secuelas de los golpes que él sufrió. "A mí lo que me afecta más, y todavía no estoy bien, es que le pegaran a mi mamá. Me quedo dormido súper tarde y cuando me duermo, luego me despierto pensando. Que le pegaran a mi mamá, yo me siento con una culpabilidad (...) Nadie quiere que le hagan eso a una mamá y a mi mamá le pegaron por defenderme. Mil veces prefiero yo recibir los golpes a que le hayan hecho algo a ella", dice con congoja.

    Sin salir

    Este olmueíno ya se había "acostumbrado" en el pasado al hostigamiento de parte de aquellos vecinos: "Ahí va el maricón" o "al maricón le gustan con ruedas", son algunas de las patéticas frases que ha tenido que escuchar hace años. No obstante, lo que pasó el 30 de diciembre rebasó todos los límites y ahora vive una constante revictimización, ya que está obligado a seguir viviendo allí, a metros de los agresores.

    Según cuenta, el comportamiento de ellos tampoco ayuda, ya que aún se burlarían del ataque que realizaron en su contra. De hecho, por miedo dice que no ha salido de su casa desde lo ocurrido, por lo que no puede hacer una vida normal ni ver a su pareja, quien vive en otra ciudad.

    Sobre el brutal ataque que sufrió A.A.D.G. (quien prefiere no revelar su nombre por temor a represalias en el sector donde vive), el encargado del área de Derechos Humanos del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH), Ramón Gómez, enfatizó que "la vulnerabilidad de las personas LGBTIQ+ es extrema en la Región de Valparaíso. Lo ocurrido en Olmué demuestra que la homofobia ya no afecta solo a quienes son gays, lesbianas o bisexuales, sino también a la familia, incluidos madres o padres. Se trata de una violación a los derechos humanos que es extensiva a conocidos o familiares de las víctimas, lo cual debe llevar a las autoridades de Olmué y de Valparaíso a tomar de una vez por todas en serio estos atropellos, brindando a ayuda a las personas afectadas, condenando públicamente los abusos, contribuyendo a a dar con la identidad de los responsables para que sean sancionados por la justicia e implementando políticas públicas contra la discriminación que sean sistemáticas y que no dependan de la buena o mala voluntad de la autoridad de turno".

    Tras el ataque, se interpuesto una denuncia y lo ocurrido está siendo indagado por el Ministerio Público. En este proceso, dice, la familia además ha recibido asesoría jurídica de parte del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH) y de la municipalidad de Olmué. J

    Me gritaron que me iban a cortar entero, que me iban a pillar solo por ahí, y que me iban a cortar y que ni mi mamá me iba a reconocer ".