• 30 años cautivando a los olmueínos con sus dulces

    Variadas frutas como alcayotas, naranjas, guindas, arándanos, higos, melones, ciruelas, membrillos, papayas, piñas, frambuesas, frutillas, son transformadas en deliciosos productos para las onces y el desayuno en la Fábrica de Mermeladas Carolina. Esta reconocida marca es la que dejó como herencia la matriarca de una antigua familia de Olmué y que ahora encabeza una de sus hijas, Mónica Puga.

    Por supuesto que no faltan los sabores más tradicionales como duraznos, damascos y moras, para este negocio familiar que continúa con muy buena salud pese a los tiempos difíciles que enfrentan hoy muchos emprendimientos.

    "La verdad es que no hemos perdido casi nada de clientela, ya que nuestros productos son muy reconocidos y apetecidos por la gente que por años nos ha preferido. Ofrecemos mermeladas y dulces libres de aditivos y preservantes, muy distintos a los que se encuentran habitualmente en los supermercados", dice a modo de presentación Mónica Puga, sobre esta fábrica artesanal que por tres décadas ha funcionado en el pasaje El Espino a la altura del paradero 13 del camino principal de acceso a Olmué.

    Y es que aparte de las demandadas mermeladas, los compradores pueden encontrar también exquisiteces como miel de abeja, de papaya y de frutilla, jalea y dulce de membrillo, además de variedades de manjar, producto este último que lo ofrecen combinado con nueces, lúcuma o coco. Es que la combinación de frutos e ingredientes es un sello distintivo de la fábrica Carolina, como sucede con las mermeladas de alcayota/nuez y la de naranja/limón.

    Al por mayor

    Una de las formas de venta que se ha visto potenciada en estos últimos meses es al por mayor, ya que, como explica Mónica Puga, "no son pocas las personas que compran de varios frascos o unidades, y lo hacen para poder venderlos ellos después. Es que ha quedado harta gente sin trabajo y la falta de ingresos hace que vender nuestras mermeladas sea una buena alternativa".

    Otro punto fuerte para esta fábrica de mermeladas familiar es lo que les compra el comercio formal de Olmué, ya que por ejemplo, "prácticamente todos los almacenes y puestos de frutas del camino principal tienen productos nuestros. Esa demanda es la más estable que tenemos. Les voy a dejar regularmente productos frescos", cuenta esta comerciante olmueína.

    Importantes son también las medidas de seguridad que han tomado en el local de venta. Ingreso de solo dos personas, con mascarillas. "Antes se juntaba harta gente algunos días en el patio por donde atendemos. Ahora priorizamos las entregas de clientes que previamente agendan una compra. Nos contactan (332442072 o mermeladascarolina@gmail.com) y agendan una hora para venir. Además, preferimos los pagos por transferencia", indica Mónica Puga, quien en todo caso no se hace problemas con quienes pagan en efectivo, ya que ella misma sanitiza los billetes antes de recibirlos.

    Para una de las variedades estrella, existe una particular fórmula que a Mónica le enseñó su papá. "Entre la fruta que compramos a los productores de Lliu Lliu y Los Laureles, los que nos venden las alcayotas, después vienen a buscar aquí mismo las pepas para sembrarlas y tener luego más de estos frutos", cuenta la mujer, quien tiene a su cargo a tres trabajadoras fijas. J

  • Taxista protegió así su vehículo

    Si usted es de las personas que ha utilizado la cuarentena para ver series o películas y alguna fue grabada en Estados Unidos, entonces habrá advertido que los taxis en ese país tienen un cierre hermético entre el conductor y los pasajeros.

    Pues el mismo modelo fue el que implementó Diego Asmad, conductor de la línea J.M. de radiotaxis de Quillota y quien -para seguridad de él y de sus pasajeros- instaló láminas protectoras que separan los compartimentos del pasajero lateral y los que están en los asientos de atrás.

    "Desde que partió todo que tomamos medidas. Ahora al alcohol gel, el desinfectante en asientos y el distanciamiento dentro de lo posible, agregué esta solución económica y que protege a los pasajeros y también a mi", cuenta Asmad a un costado de su vehículo, uno de los dos en la comuna que tienen esta solución que en ciudades como Cabildo, fue financiada por el municipio. Agrega que solo hay un espacio en la parte inferior del protector, el que permite pagar en efectivo a los pasajeros. La instalación de todo corrió por su cuenta. J