• Maestro del calzado calerano se atreve con zapatos de hockey

    Tiene baja visión en su ojo derecho, pero la habilidad con que corta cuero y luego lo moldea y cose para crear el calzado que llegará a sus clientes, hacen que aquel defecto pase desapercibido. Él es Brasiliano Cabrera, más conocido en tierras caleranas como el "Humbertico", para quien el peak de su trabajo históricamente ha sido durante septiembre con los zapatos de huaso, pero en su búsqueda frecuente por mimar a quienes compran sus creaciones, hace un par de meses salió de su zona de confort y se atrevió a entrar en un terreno que hasta entonces nunca había pensado explorar: los zapatos de hockey.

    El reto partió cuando supo que un amigo de La Calera buscaba por todos lados un zapato cómodo, resistente y que fuera del gusto de su hija que practica ese deporte. Fue ahí cuando ante la necesidad de su también cliente, le dijo que él sería quien acabaría con su infructuosa búsqueda. Nunca antes se había preguntado cómo se fabricaban, pero puso manos a la obra.

    Entonces, lo primero que hizo, comenta, fue mirar detenidamente "un modelo de zapato que me trajeron, y ahí empecé a pensar cómo se podían hacer, sin antes nunca haber visto de cerca estos zapatos, solamente en la tele. Ahí tuve que empezar a adivinar y lo logré". Tras esa primera aproximación comenzó a fabricarlos una tarde, y tras revisar minuciosamente cada detalle una vez terminado el trabajo, lo entregó a padre de la niña, quien terminó feliz.

    Un par de días le tomó "agarrar la técnica" de cómo hacer este tipo de calzado, dice, pero ahora la maneja completamente. De hecho, ya está pensando en dedicar una parte importante de sus días de trabajo a esta nueva faceta, aunque sin dejar de lado los zapatos de huaso, de china, además de los de hombre y mujer para uso diario. "Ya sé hacer los zapatos de hockey y como me dijeron que habían quedado buenos, voy a seguir haciéndolos a quien los necesite. Así que paso el dato para que me contacten no más quien quiera que le haga uno", avisa el artesano.

    "ESTO ES CALIDAD"

    Fue a los 17 años (ahora tiene 63) que "Humbertico" empezó en este oficio que hoy está casi extinto. A comienzos de la década del setenta aprendió a trabajar con un tío en Santiago y no paró jamás. Casi una década más tarde, en 1980, se estableció finalmente en su taller que hoy tiene en calle Esmeralda, esquina Gabriela Mistral, en la comuna cementera.

    Al principio era todo miel sobre hojuelas, pero con la llegada del nuevo siglo y el establecimiento de tratados de libres comercio de Chile con otros países, el panorama se puso más oscuro. De a poco los zapatos extranjeros, especialmente los chinos, comenzaron a ganar terreno y eso fue bajando la clientela: la gente empezó a optar por zapatos más baratos y las ventas ya no eran de todos los días. Por eso, cuando se le pregunta por su opinión sobre la apertura económica, es tajante en decir que fue nefasta para los comerciantes y fabricantes como él. "Tiene dos caras. Claro, para los clientes fue bueno porque hay variedad de productos y a precios más bajos, pero para nosotros fue lo peor que pudo pasar (...) ahora no es tanto, pero antes las personas se quejaban por el precio, y yo les decía: 'vayan a comprar donde los chinos, pero después no digan que les duró poco el zapato'. Entonces, lo pensaban", asegura el calerano.

    A esos mismos clientes, "Humbertico" los comenzó a educar para que no les pasaran gato por liebre, porque recalca que las imitaciones de los materiales en los calzados chinos son una constante. "No pueden dejarse engañar", dice.

    Para identificarlos, además del precio, recomienda, hay que fijarse en el interior del zapato. "Son puro hongo no más los chinos. Los zapatos de puro cuero no acumulan hongos y tampoco la suela se dobla tan fácil. Con estos zapatos, como los que yo hago, no hay mal olor y son fresquitos en verano y abrigados en invierno. Esto es calidad, en eso no hay dónde perderse", finaliza. J