• Maitencillo: balneario lleno de recuerdos y nostalgia

    Con nostalgia los matencillanos recuerdan aquellos días en que las calles de tierra dificultaban el acceso a los visitantes y hacían del balneario un lugar privilegiado para la vida familiar y el disfrute de los lugareños. Hoy, las cerca de 11 playas que hay en Maitencillo se han convertido en uno de los destinos favoritos de los turistas, especialmente santiaguinos, y poco queda de esa exclusividad de la que pudieron disfrutar por tanto tiempo.

    LOS POCITOS

    Hace más de 30 años Manuel Boffil se hizo cargo de la playa Los Pocitos, una de las más tranquilas del litoral. La gente suele traer a los niños a este lugar por estas pozas naturales que se forman a la orilla, similares a una piscina, que permiten que las olas puedan ser disfrutadas en familia.

    Con tan solo 21 primaveras llegó Manuel a trabajar a Maitencillo, oriundo de Viña del Mar. Desde los 18 años que trabajaba como salvavidas, un día su mamá vio en el diario un aviso que anunciaba que se había iniciado una licitación para conseguir un concesionario que pudiera administrar las playas de este pueblo, que en ese momento se encontraban sin dios ni ley, no lo dudó y postuló.

    "Me vine con un grupo de amigos que me iban a ayudar, dormíamos en un kiosko que estaba instalado acá, era de tres por dos y éramos cinco personas (se ríe). Instalábamos como podíamos unos camarotes adentro y cuando queríamos cocinar prendíamos fuego ahí en las rocas", recuerda.

    Y así, poco a poco, fue creciendo. El pequeño kiosko lo cambió por uno un poco más grande, con cocina incluida y así continuó. Ahora, en el mismo lugar donde vivió a duras penas por tanto tiempo, hoy está el flamante restaurante "Terraza Los Pocitos", de su propiedad.

    El hombre mantiene intacto los recuerdos de un Maitencillo acogedor y unido. "En esos años hacíamos la semana maitencillana. Habían competencias de nado, campeonatos de fútbol, hasta carros alegóricos hacía la gente", cuenta nostálgico. Pero todo eso se ha perdido con el tiempo y el progreso de la ciudad. Ahora, son mucho más aquellos que vienen de paso por el pueblo que los que lo habitan, "la gente con casas antiguas han vendido todo porque se aburren de tanta visita", dice Boffil.

    Con el comercio es lo mismo, los antiguos locales comerciales, que eran en su mayoría de maitencillanos, están en decadencia, ya que se han visto opacados por la cantidad de carros de comida y nuevos locales que funcionan durante la temporada estival. Manuel no ve con mucho optimismo la situación: "Esto se escapó de las manos, ya no es como hace 20 años atrás, cuando había una amistad entre comerciantes y propietarios, era todo mucho más familiar. Esto se atochó, se chacreó, ahora hay carros por todos lados, si no frenan esto va a ser un Cartagena".

    A pesar de todo ni él, ni su esposa Doris, ni sus dos hijas piensan irse de Maitencillo. "Yo vivo aquí, me siento cómodo aquí. A veces me voy a Recreo, allá en Viña, donde vive mi papá, estoy dos días y ya quiero devolverme, porque soy de tierra, me gusta el cerro y soy apegado al agua, y este lugar es la mezcla perfecta de todo eso", sentencia.

    UNA MICRO

    Maitencillo es el balneario más largo de la Quinta Región, tiene 11 playas. La mayoría de los hombres nacidos y criados acá se dedican a la pesca y al buceo. Como Jorge Bernal,que a sus 70 años, y con varios problemas a la vista, aún sale por las mañanas a realizar esta actividad. "Ahora veo poco, pero igual voy en bote a la mar. Voy con un buzo, él debajo del agua y yo arriba", dice.

    Don Jorge se pone melancólico recordando, y cuenta que en sus años "cuando tú veías un auto era un milagro, no había luz, llegó cuando yo tenía 12 años, se hacía todo con vela. Había una sola calle y una sola micro, salía en la mañana y volvía en la noche. Así que si querías ir a hacer un trámite a Viña tenías que estar todo el día".

    Y cómo no va a recordar esa micro, si fue la misma que mató a su papá cuando él tenía sólo meses de vida. "Me contaron que mi papá era bueno pal copete, un día atravesó la calle y lo atropelló la micro. Imagínese, había una pura micro y justo matarlo a él", cuenta entre suspiros.

    A Jorge, al igual que a Manuel, también le acompleja la llegada de tanto visitante. "Antes uno andaba donde quería, se subía por aquí (apunta el cerro), se iba pa allá, íbamos con los cabros a pillar conejos con los perros liebreros. Andábamos a caballo, ahora no podemos andar a caballo porque le molesta a la gente", dice aproblemado.

    Sin embargo, desde su puesto en la caleta, asegura que "tengo que morir aquí. En la mañana me levanto y lo primero que veo es el mar, no serviría para ver puros edificios. Apenas aclara empiezan a cantar las gaviotas, la cantaera de gaviotas que me despiertan en las mañanas, cantan las diablas, es mi alarma".

    A pesar de que a veces se aburre de tanta gente, y está hasta media hora esperando cruzar la calle por la cantidad de autos que llegan, en especial los domingos, nada se compara con la tranquilidad y el aire puro que puede disfrutar en su querido Maitencillo. "Me gusta a mí acá porque cuando se va la gente usted hace lo que quiere. Nos conocemos entre todos y nos cuidamos también", asegura orgulloso.

    Trabajar desde los 16 años ya le está pasando la cuenta, "me están fallando las rodillas, yo creo que es porque jugué mucho futbol y porque tomé mucho frío aquí en el mar. En pleno invierno estaba 4 o 5 horas abajo del agua". Pero ningún dolor lo sacará del mar y todas las mañanas se levanta tempranito para partir otra vez con la rutina que lleva hace más de 50 temporadas. J

  • destino de belleza y tranquilidad

    Maitencillo es una localidad que está ubicada a 70 kilómetros de la ciudad de Viña del Mar. En el año,la cantidad de habitantes apenas supera las 2.000 personas, sin embargo, cada temporada de verano la cifra puede alcanzar hasta los 12.000 visitantes. La invasión se debe a la belleza y la tranquilidad del lugar, sus seguras playas que permiten que los niños se puedan bañar con tranquilidad y la amplia cantidad de ofertas turísticas que ofrece la zona.