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Tres negocios en Quillota han cerrado por seguidilla de robos
Cerrar un negocio no es solo apagar las luces y bajar la cortina. Es renunciar a un sueño, a años de esfuerzo, a una historia que muchas veces se entrelaza con la vida de una comunidad. En el centro de Quillota, esa realidad se ha vuelto cada vez más frecuente: tres locales han cerrado sus puertas en lo que va del año por motivos directamente relacionados con la inseguridad. Si se suman los casos de 2024, la cifra asciende a cinco, y podría seguir aumentando.
Cada cierre representa una pérdida para la ciudad: menos empleo, menos movimiento en las calles, menos espacios de encuentro. Son proyectos que nacieron con ilusión, que resistieron crisis económicas y que muchas veces fueron parte del paisaje cotidiano de generaciones. Pero hoy, el temor a los robos y la falta de respuestas concretas están empujando a los comerciantes a tomar decisiones dolorosas.
no es suficiente
"Se ha trabajado el tema de seguridad, pero claramente no es suficiente. Avanzamos un peldaño, pero los robos aumentan aún más. No es suficiente", reconoce Ricardo Ortiz, presidente de la Cámara de Comercio de Quillota. La preocupación es creciente entre los comerciantes, que ven cómo sus esfuerzos se ven opacados por una seguidilla de delitos que no da tregua.
"Se ha trabajado el tema de seguridad, pero claramente no es suficiente. Avanzamos un peldaño, pero los robos aumentan aún más. No es suficiente", reconoce Ricardo Ortiz, presidente de la Cámara de Comercio de Quillota. La preocupación es creciente entre los locatarios, que ven cómo sus esfuerzos se ven opacados por una seguidilla de delitos que no da tregua. Ortiz menciona tres casos emblemáticos: la tradicional Librería Cosmos, una tienda de jeans ubicada en calle Chacabuco y, más recientemente, la cafetería "Café con Leche", que tras varios robos decidió cerrar definitivamente. "Estos son los que han dado como motivo de su cierre los temas de seguridad", afirma.
4 ROBOS EN SEIS MESES
El caso de "Café con Leche" ha generado especial tristeza entre vecinos y clientes habituales. Su dueña, Valentina Serrano, expresó públicamente su frustración por la falta de acción frente a los reiterados robos sufridos. "Hay una despreocupación al respecto del tema de los robos en la comuna", señaló tras anunciar el cierre del local ubicado en pleno centro.
La cafetería, que se había convertido en un punto de encuentro para jóvenes, familias y trabajadores del sector, fue víctima de millonarios robos en reiteradas ocasiones. El último golpe fue definitivo. "No podemos seguir así", dijo Serrano, visiblemente afectada.
En total fueron cuatro,el primero, en febrero fueron solo destrozos; el segundo y el tercero, los dejaron sin nada, debiendo pedir créditos para volver a abrir, pero después del cuarto, la decisión fue tomada. Ahora Valentina con su marido e hijas, esperan terminar de vender todo para rehacer su vida en Puerto Varas, donde esperan poder seguir este sueño, más seguros.
COMUNIDAD AFECTADA
El impacto no se limita al ámbito económico. Cada local que desaparece deja un vacío en la vida cotidiana de quienes lo frecuentaban: el café donde se reunían los amigos, la librería donde los niños compraban sus útiles, la tienda que ofrecía atención personalizada y cercanía. Son espacios que construyen comunidad, que dan identidad a la ciudad y que hoy se ven amenazados por una sensación creciente de vulnerabilidad.
PUEDEN SER MÁS
Desde la Cámara de Comercio advierten que, si no se toman medidas urgentes, más locales podrían seguir el mismo camino. "Cada cierre es una pérdida para la ciudad, para la identidad local, para el empleo", concluye Ortiz. La inseguridad no solo amenaza la tranquilidad de los comerciantes, sino también la vitalidad del centro de Quillota, que lentamente comienza a mostrar signos de desgaste. Y detrás de cada cortina que se baja, hay una historia que se apaga. J