• Cementerios no abrirán ni el 31 de octubre ni el 1 de noviembre

    El pulso de lo que pasa en el Cementerio Municipal El Mayaca de Quillota, y en todos los camposantos de la zona, lo marca Sandra Sepúlveda, quien vende recuerdos a la entrada del recinto del tipo "Te amo, mamá", o las insignias de San Luis y los equipos más populares, "aunque estas no las piden mucho".

    "Yo me instalé aquí hace como un año, ahora estoy viniendo casi todos los días, de a poquito va mejorando la cosa, solo pedimos que nos dejen trabajar", dice la comerciante.

    Al ingresar al antiguo reducto quillotano está Patricio Maturana, quien recibe a todos enfundado en un traje de seguridad y aperado de una máquina para tomar la temperatura y una botellita para esparcir alcohol gel en las manos de los visitantes; lo mismo que el guardia Claudio Tito, que se encarga de vigilar que nadie ande sin mascarilla dentro de los patios y que no se formen aglomeraciones, "aunque estos días no ha llegado tanta gente", dice.

    En las oficina del cementerio, la administradora subrogante Analí Méndez señala que la semana pasada llegaron al recinto funcionarios de la seremía de Salud, quienes inspeccionaron el lugar pero no ratificaron si habrá autorización para que este cementerio "y todos los de la provincia y de la región", abra sus puertas los días 31 de octubre y 1 de noviembre.

    La respuesta, de todas formas, llegó ayer desde La Moneda. Fue la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, quien señaló que ambos días los cementerios estarán cerrados en todo el país, sin importar la fase del plan paso a paso en que se encuentre la comuna.

    Analí Álvarez, quien trabaja acompañada de Marianela Álvarez, cuenta que en el caso del cementerio de Quillota las medidas de seguridad son de alto estándar. "Mantenemos por ejemplo, una sola puerta abierta ahora para controlar a quienes entran, es que no estamos trabajando con todos los funcionarios municipales, ya que hay algunos que tienen enfermedades prevalentes y se quedan en casa para prevenir, entre ellos, nuestro administrador titular Gonzalo Oyanedel", cuenta.

    Dura labor

    El cementerio quillotano estuvo cerrado mientras duró la cuarentena en la ciudad, pero con el desconfinamiento, y antes que se decretara esa medida, se produjo un alza de visitantes. "Como que la gente se volcó a visitar a sus seres queridos, hay un tema emocional fuerte. Aquí nuestro personal ha afrontado una situación de trabajo que nunca antes había pasado. Al principio de todo esto los protocolos no estaban claros, y era muy difícil para todos los funerales de personas con COVID-19, solo veinte acompañantes, urnas selladas desde el hospital, los familiares sin poder ver ni vestir a sus seres queridos fallecidos. Pero nuestros trabajadores dieron lo mejor para recibir a esas personas que tenían un doble sufrimiento, ellos fueron nuestra primera línea", asegura la administradora subrogante del recinto del cerro Mayaca.

    Las administrativas del cementerio de Quillota, junto a todo el personal, se han mantenido estoicas en su trabajo. "Con esta labor no se puede hacer teletrabajo, y todos los que podemos hemos estado siempre aquí, al servicio. Los funerales no respetan feriados ni fines de semana. De hecho, pedimos que nuestra jornada se mantuviera con las horas correspondientes, porque vimos que estando hasta las dos de la tarde no era suficiente para todos los requerimientos de las personas que acuden hasta acá. Yo tengo a mi madre en este cementerio así que soy empática con la gente que viene, como todos aquí, los cuatro panteoneros, nuestro ingeniero de terreno, las señoras del aseo que se van turnando, más los guardias", cierra Analí Méndez. J