• Cada semana hay detenidos por conducir en estado de ebriedad

    El 18 de diciembre de 2016, en la caletera 8 de Quillota, el ingeniero Jaime Moreno Morales, más conocido como "Tatán", fue atropellado por Claudio Montiel Pinto, un técnico electricista que salió desde la discoteque Varadero, conduciendo su vehículo en estado de ebriedad.

    El hecho causó gran conmoción en la región, porque el joven falleció instantánemente en el lugar y el responsable huyó sin prestarle auxilio. Por esto, recién fue condenado dos años después, el 27 de febrero de 2019, a 300 días por el delito de conducción bajo la influencia del alcohol con resultado de muerte y a tres años y un día por no detener la marcha y prestar ayuda.

    Hoy, a casi un año de esta condena, Katerina Moreno, hermana de la víctima, lamenta que las penas no sean más duras. "La justicia tiene la culpa, porque la gente no le toma el peso a lo que es conducir en estado de ebriedad y matar a una persona. Si me doy a la fuga, no me pueden probar que estoy con trago y si no hay pruebas, no hay cárcel. Entonces, ¿quién va a tener miedo o respeto?", manifiesta.

    La hermana de Tatán agrega que al electricista "con suerte le dieron 3 años y le hicieron descuentos" y que incluso la Ley Cholito es más tajante. "No es por comparar, pero si tú maltratas o matas a un animal, son 3 a 5 años de prisión, pero si matas a una persona, con suerte es un año de prisión efectiva. A este tipo, por matar a mi hermano, le dieron 361 días. Eso valía la vida de mi hermano para la justicia, 361 días", remarca con dolor.

    Múltiples detenidos

    Por desgracia, este delito de conducir bajo los efectos del alcohol, previsto y sancionado en el artículo 196 de la ley 18.290, es más común de lo que se quisiera. De hecho, no hay semana en que las listas de los tribunales de la provincia de Quillota tengan a lo menos un control de detención o una formalización por estos conductores irresponsables al volante.

    Este lunes 17 de febrero, por ejemplo, una mujer identificada con las iniciales M.F.O.O. (28), quedó citada a comparecer en el Tribunal de La Calera, el próximo 23 de julio, a las 10.00 de la mañana, por conducir pasada de copas en el Camino Troncal a la altura del paradero 23, en la comuna de La Cruz.

    Lo que es peor, es que dentro de la larga lista de este tipo de conductores, también figuran personas que tienen altos cargos o pertenecen a instituciones como C.C.L., cabo segundo de la Armada, quien el 17 de septiembre de 2017, fue detenido en la calle Echeverría de Quillota, por manejar en estado de ebriedad y portar una licencia de conducir falsa. Luego, el 13 de abril de 2018, fue detenido el subjefe de Emergencias de la municipalidad de La Calera, quien al ser sorprendido conduciendo bajo los efectos del alcohol, le ofreció $40 mil al carabinero a cargo del procedimiento y se le sumó el delito de cohecho.

    El teniente Jaime Urrutia, de la Cuarta Comisaría de Quillota, informó que realizan diversos operativos para evitar estos delitos. "Nos enfocamos en esta época estival o de verano, pues es donde más movimiento de gente hay en las carreteras y autopistas, por viajes o vacaciones. De la misma forma, dentro de las comunas de alto flujo de público como pasa en la V Región, tales como Valparaíso y Viña del Mar. Nos ubicamos en zonas interurbanas donde hay más tránsito", explicó.

    Urrutia también se refirió al cambio en las exigencias a la hora de conducir. "Antiguamente, hasta un 0.8 grados de alcohol por litro de sangre se tipificaba como que el conductor estaba bajo la influencia, pero ahora no es así. La brecha se acotó y marca en 0.5 grados, lo que podría implicar que, con un solo vaso, una persona arroje esa cantidad. Se está siendo cada vez más cauto y exigente en el tema del control por consumo de alcohol al momento de conducir", aseveró.

    El teniente Urrutia agregó que Carabineros trata de educar a la comunidad sobre el tema. "Contamos con las patrullas de integración comunitaria, las que se encargan durante todo el año de trasladarse a distintas instituciones, sobre todo con menores de edad, donde se señalan e instan a través de videos explicativos y demostrativos de los resultados que tienen los accidentes de tránsito a raíz de la ingesta de alcohol", dijo.

    Rehabilitación

    En 2019, para tratar el alcoholismo que afecta a estos conductores y otros ciudadanos, la municipalidad de Quillota fundó el centro de rehabilitación "Ayütun", en el sector de La Tetera. Allí, la Unidad de Desintoxicación y Rehabilitación, trabaja con cerca de 15 hombres, desde los 18 años, que buscan ayuda para combatir su adicción a la bebida.

    "El nombre viene del mapudungun: Volver a amar. Aquí tratamos de ayudar a las personas, de acuerdo a nuestras posibilidades, para que dejen su adicción y puedan reintegrarse a la sociedad de forma estable. Realizamos distintos talleres y terapias para ayudarlos en este proceso", explicó Ramón Freire, director del recinto, quien es psicólogo de profesión.

    Freire, a su vez, contó que comenzó su trabajo en la casa de acogida de enfermos terminales de la municipalidad, en donde llegó gente con problemas de alcoholismo cerca del 2014. Es ahí donde comenzaron las gestiones de crear un centro especializado en la materia.

    Marco Peralta, otro de los psicólogos que trabajan en el centro, agregó que "son muchas las razones por las cuales las personas caen en esta dependencia. Lo que sí, todos comparten el haber sufrido muchas pérdidas y abandonos de familiares, amigos o trabajos. Otros, vienen con un historial familiar que fueron repitiendo, lo que es posible cortar. El cariño es lo más importante para trabajar con ellos, es lo que más falta les hace y lo que mejor resultados da".

    Uno de los internados, J.P.A., habló con La Estrella sobre su problema con el alcohol y las drogas. "Comencé a beber a los 14 años, luego llegaron las drogas. Llegué a la calle y perdí todo, hasta mis valores. Lo que más me dolió fue perder el contacto con mis hijos en su momento, fui un pésimo ejemplo para ellos. Yo tuve un padre alcohólico y maltratador que me abandonó muy chico y desde que fui papá a los 14, junto a mi esposa, hemos pasado por tiempos difíciles", expresó.

    Respecto de su habilitación, el paciente manifestó: "Estoy muy agradecido de este lugar, llevo poco más de un mes y se notan los cambios. Mi familia a pesar de todo, me ha seguido apoyando y eso me motiva a cambiar".

    Sobre este centro, el alcalde de Quillota, Luis Mella, comentó que "todos los días llegan personas buscando una oportunidad. Todos los días enfrentamos el dolor humano. Tenemos sólo 15 cupos, quisiéramos tener muchos más. Se financia exclusivamente con recursos municipales. Seguiremos adelante porque es nuestro deber desde las políticas públicas mitigar el sufrimiento de nuestros ciudadanos".

    Productor de alcohol

    La socióloga Karla Rojas afirmó que Chile "tiene una tradición histórica" sobre el consumo de grandes cantidades de alcohol, por el hecho de ser un país productor del mismo. "Esto implica que el alcohol sea más barato y accesible. Si bien hay una normativa que restringe el consumo de alcohol, se asocia mucho a las tradiciones y está en el inconsciente colectivo relacionar el alcohol con la fiesta o incluso con la tristeza", detalló.

    Rojas precisó que "para lograr el cambio de switch, hay que dejar de normalizar y comenzar a cuestionar. Si yo me voy con un amigo que está ebrio y quiere manejar, decirle que no y ser consecuente, pero eso es lo que está costando. Es difícil, porque está muy arraigada la aceptación que tenemos con el alcohol y las dinámicas que establece en las distintas relaciones".

    En cuanto al riesgo penal de conducir bajo la influencia de este etílico, el abogado quillotano, Jaime Lizama, explicó que la Ley Emilia, la cual se encuentra vigente desde 2014, "sanciona con cárcel efectiva por un mínimo de un año, a los conductores que generen lesiones graves, gravísimas o la muerte al manejar en estado de ebriedad" y que en caso de sumarse otras agravantes, como reincidencia o estar con la licencia retenida, "la pena puede llegar a los 5 años y un día, hasta 10 años de cárcel". J