• El lugar donde se originó el "milagro" de Jorge González

    Una apretada agenda de conciertos tenía fijada para el verano de 2015 el exlíder de Los Prisioneros, Jorge González. La noche del 7 de febrero de dicho año, el reconocido cantautor nacional se esforzaba sobre el escenario para terminar un concierto que desarrollaba en Nacimiento.

    En su cabeza no había otra posibilidad que no fuese continuar. Después de esa jornada, habían presentaciones pactadas en otros lugares del país, incluida la Quinta Región y nuestra zona: el jueves 12 de febrero en el Festival La Voz de Petorca. Sin embargo, aquello nunca pudo ser, un infarto isquémico cerebeloso silenció su voz.

    Luego de ese grave problema de salud las secuelas con que quedó en sus capacidades motrices y su lenguaje hicieron que su carrera musical como solista quedara congelada y que sus esfuerzos se concentraran en su compleja rehabilitación.

    Más de cuatro años después, el autor de "El baile de los que sobran" ha vuelto a tomar la guitarra y en ese largo proceso un lugar central tuvo en los últimos seis meses el centro médico ubicado en Quillota, "Oxígeno".

    Un tratamiento integral diario en este lugar ubicado en nuestra zona hizo que se produjera el "milagro".

    La "joyita"

    Contrario a lo que expresa en su reconocida canción, ningún profesional ni instalación sobró a la hora de enfrentar el proceso se rehabilitación de Jorge, al que se entregó por completo.

    De hecho, tomó la decisión de irse a vivir a Quillota a fines de abril, ya que las sesiones de trabajo serían diarias, de lunes a viernes.

    El equipo médico de "Oxígeno" asumió la exigente tarea de recuperar a uno de los emblemas de la música nacional y en esa labor tuvieron una particular aliada: una avanzada cámara hiperbárica, "única en Chile", según relata Marcelo Osorio, director del centro.

    Si bien no es la única cámara hiperbárica que existe en el recinto, la que usó Jorge es exclusiva en el país, ya que tiene capacidad para albergar en su interior hasta a ocho personas. Osorio comenta que "hay veinte cámaras hiperbáricas en Chile. En la Quinta Región hay otra en el Hospital Naval y otra en Reñaca, pero de las características de ésta es la única, grande como la vez y de estas características".

    Muchas veces se dice que todo acontecimiento en nuestras vidas tiene un por qué. Quizás si algo se puede rescatar del hecho que Jorge haya tenido que dejar su vida en Santiago para instalarse en Quillota y seguir este tratamiento por seis meses, es que le brindó un respiro de la caótica vida citadina de la capital.

    gente linda

    En una entrevista publicada la semana pasada en Culto de La Tercera, Jorge se mostró distendido como pocas veces se le ha visto frente a los medios de comunicación. De hecho, al ser consultado por la cámara hiperbárica y sus días en tierra quillotana comenta que "(el tratamiento ha sido) muy intenso, pero me ha significado mucha mejora. Estoy muy contento, por eso vine a Quillota. Además, la gente de acá es muy linda, siempre lo ha sido".

    Esa actitud positiva que tiene hoy Jorge al enfrentar su estado se salud se hizo notoria también para el equipo médico de "Oxígeno", lugar al que asistió por última vez hace unos diez días. A juicio de Osorio, que compartió con él durante todo su tratamiento, vivir en Quillota "le vino bien, porque está un poquito alejado del ruido que hay en Santiago y coincide con todo esto del estallido social que quizás lo hace verlo desde otra perspectiva, un poquito más de lejos y poder ser un observador de lo que está pasando (...) en el día a día hablaba de contingencia acá, con el tiempo fue agarrando confianza y fue muy amable con todos".

    La rehabilitación del músico finalizó su etapa en la comuna, ya que el destacado cantautor retomará su vida en Santiago y, con ello, seguirá su tratamiento allá. Pero en el centro médico quillotano quedan conformes con haber aportado a la recuperación de este emblema de la música nacional, ya que la mejora en aspectos cognitivos y en el habla han sido evidentes, logrando tener hoy a un Jorge más autónomo.

    Eso sí, esta no será la última vez que se podrá ver al líder de Los Prisioneros por acá, porque Osorio revela que quedaron pactados controles periódicos cada dos meses con el kinesiólogo y cada tres con el fisiatra. Así que no es un adiós de Jorge a Quillota, sino que un hasta pronto. J